TEA (Trastorno del Espectro Autista)

LAS PERSONAS AUTISTAS PUEDEN PRESENTAR:

  • Dificultad en la reciprocidad social-emocional, jugar, tener relaciones sociales, etc.
  • Dificultad en la comunicación verbal y no verbal; lenguaje corporal, expresiones faciales, bromas, doble sentido y poco contacto ocular.
  • Dificultad para compartir el juego imaginativo/simbólico y hacer amigos.
  • Resistencia a los cambios, rituales y rigidez mental.
  • Ecolalia (repetición involuntaria de palabras o frases), aleteo, andar de puntillas o girar objetos.
  • Intereses restringidos en cuanto a gustos, temas, actividades y preferencias.
  • Normalmente, algún desorden del procesamiento sensorial; indiferencia aparente al dolor, frío o calor, rechazo a ciertos sonidos o texturas, un olfato excesivo o fascinación por las luces u objetos que giran.
  • Mucho que ofrecer y demostrarnos. ¡Descúbrelo!

¿TE IMAGINAS INTENTANDO MANTENER UNA CONVERSACIÓN Y ESCUCHAR HASTA 40 VOCES O SONIDOS DIFERENTES?

 

La sobrecarga sensorial que las personas con TEA reciben a diario es indescriptible para el resto de las personas. No solo tienen que vivir en un mundo donde no se les entiende, sino que tienen que relacionarse en un mundo lleno de obstáculos para ellos. No seamos un obstáculo más.

 

Las personas con autismo también son seres con necesidades sociales; pero no conocen ni entienden las normas sociales. Quieren jugar y participar como cualquier persona; pero les cuesta interactuar de manera ordinaria.

Las personas con autismo no están en su mundo, intentan adaptarse a un mundo «ordinario» como pueden. Sienten y perciben de forma diferente. La mayoría de ellos tienen alterado el procesamiento sensorial, lo que significa que pueden ser o hipersensibles (sienten mucho) o hiposensibles (sienten poco).

 

Si identificas uno de estos signos de alerta, si ves que un niño emite sonidos o tiene un comportamiento poco usual, si ves que sus movimientos y conducta es diferente, que no habla pero sonríe y quiere jugar… ¡ACÉPTALO E INCLÚYELO!

 

 

DETECCIÓN

La edad de detección puede variar según los casos, pero a pesar de todo ello, existen señales de alerta que hace recomendable una valoración exhaustiva profesional de su desarrollo.  Además, al no existir pruebas médicas ni biológicas para su detección, no es hasta la edad en torno a los 18 y 24 meses cuando, mediante la observación de los siguientes factores de alerta descritos, se puede detectar.

Ante cualquier situación anómala que veas con tu hijo o cualquier niño, acude a un especialista. Puede ser un signo de alerta.

¡NO ESTÁS SOLO!

¿CÓMO PODEMOS APOYARLES?

 

a través de:

Saber potenciar y utilizar los puntos fuertes de las personas con TEA, como puede ser su capacidad en las habilidades visuales, así como sus intereses, nos ayudará a crear recursos de apoyo. Es muy importante estructurar su entorno haciéndolo más comprensible para ellos, ayudando de esta forma a fomentar su independencia y reducción de los niveles de ansiedad. Todos los programas de apoyo tienen que estar enfocados al desarrollo de sus habilidades comunicativas y sociales.

Las necesidades de la persona con TEA van cambiando a lo largo de su ciclo vital y los recursos de apoyo se deben ir adaptando a las diferentes etapas, jugando un papel fundamental la necesidad de que existan recursos educativos individualizados y especializados, a lo largo de toda su vida, así como un apoyo permanente a las familias, profesionales y servicios comunitarios que permitan su inclusión. Una vez alcanzada la etapa adulta, todos los recursos se tienen que volcar en torno a conseguir un vida lo más independiente posible, empleo y actividades ocupacionales, no abandonando su formación permanente.

 

En la Asociación ALTEA (Almería Trastorno del Espectro del Autismo) en Almería ofrecemos apoyo, orientación y asesoramiento a las familias y profesionales, desde la primera etapa de sospecha, hasta la evolución de la persona con TEA. En ALTEA luchamos por una sociedad y educación inclusivas. ¿NOS AYUDAS?